miércoles, 26 de enero de 2011

Masoquistas.


Siempre es lo mismo, ¿no?. Sabemos que duele, sabemos que hace mal, pero es como si inevitablemente tengamos que terminar en lo mismo. Eso que me hace tan mal, es lo que, a la vez, no me puede faltar. Contradictorio, ¿no? Sí, lo suficiente. Pero mi vida es una contradicción. Te busco, te busco, te busco. Hasta que te encuentro. ¡TE ENCUENTRO! Pareciera que nos sentimos inevitablemente atraídos, por eso que nos hace tan mal, por eso que nos hace sentir peor que nada. Pero ¿Por qué? ni nosotros lo sabemos. Saber que es justamente ESO que nos hace mal, parece suficiente para hacer que vayamos hacia eso, como estúpidos, hipnotizados, dominados. Una parte de mi, necesita buscarte, tenerte. La otra, te odia, muchísimo; y lo único que necesita es que no existas. Y claro, la combinación entre esos dos puntos de vista, es explosiva. Terriblemente explosiva. Y de esa explosión, vienen las angustias, las ganas de llorar, el vacío terrible que siento cuando algo me recuerda a vos. Esa falta de vos. Esa asignatura pendiente, esa historia sin punto final, detenida en el tiempo, inconclusa.
Lamentablemente, en mi masoquismo consciente te necesito tanto...

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