domingo, 28 de agosto de 2011

Dejándolo ir.

Podríamos decir que hoy estoy bien. Quizás no como lo estuve con vos, pero mejor de lo que estaba hace un tiempo atrás. No voy a negar que fui feliz, que me diste todo lo que necesitaba pero también de alguna u otra forma me negaste lo que me faltaba. ¿Cuánto tiempo? ¿Meses, días? Da igual, no tengo noción del tiempo pero si tengo noción de que fue intenso, fueron todas las emociones que podría tener, todas las sensaciones que podría experimentar, los sentidos encendidos, palabras, lugares, momentos... ¿Qué puedo hacer? ¿Odiarte, buscarte, odiarme? El pasado para mí no es pisado, y mucho menos olvidado, pero tampoco me voy a resignar. Al principio duele, duele que no estés, duele verte, duele no verte, duele extrañarte, duele dejar de pensar, duele dejar de sentir; pero el tiempo pasa aunque parezca que no, y me acostumbro, ya no te lloro, ya da lo mismo. Si hagas lo que hagas él no va a volver. ¿En qué fallé? No lo sé, aunque quizás no haya fallas, simplemente no fue porque no fue, y el que no tenga un 'por qué' es lo que más odiamos. ¿Por qué ella y no yo? Si tiene dos piernas, dos brazos, cabeza y alma como yo, ¿Quién lo sabe? ¿Acaso él lo sabe? Nadie sabe, quizás alguien también se pregunte lo mismo para con nosotros. Somos tan complicados, nos gusta lo difícil, lo que nos lastima, tenemos una tendencia a sufrir inevitable. Es fácil decir 'no te preocupes, ya va a llegar algo mejor', pero bien sabemos que lo decimos por cortesía, porque si de verdad pudiéramos olvidar como por arte de magia, todo sería mejor y te aseguro que yo no estaría acá escribiendo esto que nunca vas a leer.
Las cosas que viví con vos quedaron intactas, por más que las haya intentado cambiar 20 veces. ¿Será que en vez de tratar y tratar de olvidar, tengo que aceptar? ¿Cuánto tiempo falta? Creo que ya es hora de soltarte la mano, de dejarte ir de una vez y tratar de borrarme el miedo que me dejaste que hace que siempre cometa los mismos errores. Puede ser que no te importe escuchar todo lo que tengo para decirte, pero a mi sí me importa decirte todo lo que me pasa y eso es lo que verdaderamente importa.

¿Quién dijo que no te vas a ir?

Todo estaba bien, al menos eso parecía. Pero por cuánto tiempo? Horas? Días? Da igual. Tan difícil es construír algo, y tan fácil es desarmarlo... Ese es el karma de las personas inseguras como yo.
Por instinto, por necesidad, por masoquismo o quién sabe por qué pero inevitablemente, en algún momento de la vida nos aferramos a alguien (o a algo). Hoy estamos bien, pudimos contruir algo, construirnos juntos. Para mí va a ser eterno mientras te recuerde, pero para vos quizás no es lo mismo. Quizás vamos a sernos eternos un tiempo, pero quizás caigamos en el olvido y esto muere. Duele, duele acostumbrarse a que faltes, duele extrañar, duele no ser eterna (para vos). Pero lo que más duele no es lo que pasa, sino lo que puede llegar a pasar. Quién dijo que no te vas a ir? Quién dijo que esto va a ser eterno? Quién dijo que esta vez es para siempre? Quién dijo que esta vez no fallamos? Acostumbrarse tanto puede matar, duele más que te arranquen eso que tan bien te hace, que no haberlo tenido nunca. Arrancarte de mí cuesta tanto... será por eso que me aferro cada vez más y más a vos, o mejor dicho a los restos de vos. Cuánto más me aferro, mayor es el miedo que tengo a arrancarte de mi. Y cuántas veces ese miedo mismo a arrancarte de mi llevó a que te pierda (nos pierda) ? Suena contradictorio y un poco irónico, pero vos y yo estamos llenos de contradicciones.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El fin.

Cuántas veces intentamos ponerle a algo (lo que sea) un punto final? Cuántas relaciones creemos que llegaron a su fin? Cuántos puntos finales no tan finales ponemos todos los días a tantas cosas?
Le tenemos mucho miedo a los finales, y no voy a venir ahora con esa típica frase tan desgastada "Cada final anuncia un nuevo comienzo". Es cierto, lo sé. Pero de verdad creemos que las cosas a las cuáles les dimos un final, TIENEN final?
La vida, por ejemplo, TIENE final? Eso creemos, pero nadie volvió para contarlo, así que al no saber qué hay después de la vida, preferimos quedarnos con lo más fácil y creer que el final de la vida es la muerte. Pero eso no es lo que en este momento me trajo hasta acá para ponerme a escribir.
Cada uno tiene en su haber miles de amores, amistades, relaciones que creemos que ya terminaron, que ya llegaron a su fin. Pero lamento decirles que (en mi opinión) muy pocas de las cosas que creen que terminaron realmente llegaron a su fin. Si terminó, por qué lo recordás tanto? Por qué escuchás esa canción y te transportás como si fuera mágicamente a ese momento que vivieron? Por qué esa fecha, esa fragancia, esa palabra y hasta esos lugares te hacen recordar tanto? Será por que no terminó?
Nunca pensé que se podían relacionar, pero Fin y Recuerdo están muy unidos. Si una persona murió pero la seguimos recordando, es una manera de hacer que su existencia no tenga fin. Si un músico muere pero su música sigue sonando, creo que su existencia todavía no tiene fin. Tenemos la capacidad de hacer eternas a las personas que tanto quisimos, pero también tenemos la capacidad de hacer eternos los sentimientos que tanto nos queremos arrancar.
Si le pusiste punto final a eso que tanto quisiste y lo seguís recordando, es que todavía no llegó a su fin. Creemos que tenemos la capacidad de terminar lo que se nos antoje, pero en realidad nuestra capacidad es transformarlo en asignatura pendiente o en historia inconclusa, porque en vez de darle un FIN de una vez por todas, lo único que hacemos es hacerlo durar más y más.



PD: Las cosas solamente terminan cuando dejamos de recordarlas.